La casa se sitúa en la calle Mira el Sol, en pleno barrio de Lavapiés.  El edificio, construido en 1887, goza de identidad propia, con todas las características propias de la arquitectura popular de finales del XIX, tan característica de este barrio madrileño. La tipología de corrala surgió ante la alta demanda de vivienda causada por el éxodo masivo de población procedente del medio rural y con pocos recursos a la ciudad. Por esta razón son viviendas humildes, con estructura de madera, escasez de ventilación natural y abundantes espacios reducidos, pero que al mismo tiempo constituían comunidades sociales muy unidas, con espíritu de vecindad muy marcado, espíritu que aún se conserva.

La dueña buscaba una reforma integral de su casa con un doble objetivo: Crear un espacio diáfano y continuo que permitiese desfragmentar la casa, eliminando separación entre estancias; y mejorar los problemas de almacenaje que sufría. Todo ello, debía ejecutarse durante sus dos meses de estancia vacacional en otra ciudad para que la vivienda estuviera lista a su regreso.

Es por ello que el proyecto de la casa SOL, que tan sólo cuenta con 27 m2, se plantea con el propósito de optimizar al máximo la distribución de la casa, para convertir una vivienda interior muy compartimentada y con espacios reducidos, en otra más abierta y luminosa, flexible y transformable, capaz de albergar diferentes situaciones y necesidades de uso. Para ello, se demuelen los tabiques intermedios, manteniendo los muros de carga y pilares de madera originales que conservan la identidad del edificio a la vez que organizan el espacio en 3 estancias: dormitorio, salón-comedor y cocina. La función de cada uno de estos espacios se define introduciendo tres elementos de mobiliario diseñados para satisfacer las necesidades específicas de cada uso.